Mantener una buena salud desde la infancia y la adolescencia es fundamental para un desarrollo pleno y una vida saludable. La Sociedad Argentina de Pediatría destaca que las consultas médicas no deben limitarse a cuando el niño, niña o adolescente está enfermo, sino que deben realizarse de manera periódica para prevenir problemas y detectar posibles inconvenientes a tiempo.
¿Por qué son importantes los controles pediátricos?
Los controles de salud permiten al pediatra detectar problemas que muchas veces pasan desapercibidos por los adultos, ya sea en la salud física, emocional o en el desarrollo del niño. Detectar estas cuestiones en etapas tempranas mejora significativamente su pronóstico y calidad de vida.
Además, en cada consulta, el pediatra recopila información sobre antecedentes familiares, hábitos, rutinas diarias, alimentación, actividad física, juego y sueño, brindando consejos personalizados que respetan las costumbres y cultura de cada familia.
¿Qué se revisa en un chequeo pediátrico?
En cada control, el médico realiza un examen físico completo, que incluye la evaluación del crecimiento, desarrollo y estado nutricional. También revisa el calendario de vacunación y recomienda las vacunas que faltan según la edad y los riesgos específicos del niño o adolescente.
Frecuencia de los controles médicos según la edad
En cuanto a la frecuencia de las visitas al médico, se recomienda según la edad:
Recién nacidos y primeros meses:
- Control pre-alta del recién nacido.
- A los 4-5 días de vida.
- Entre los 7 y 14 días.
- A los 30 días.
Primer año de vida: una vez al mes.
De 1 a 2 años: cada 3 meses.
De 2 a 3 años: cada 4 meses.
De 3 a 5 años: cada 6 meses.
Desde los 5 años hasta la pubertad: una vez al año.
¿Qué es la consulta prenatal y por qué es clave?
Otros controles importantes se realizan antes del nacimiento: la consulta prenatal es recomendable para preparar a la familia y al bebé para el proceso del parto y el cuidado inicial.
En suma, los controles periódicos en salud infantil y adolescente son una herramienta clave para garantizar un crecimiento saludable, prevenir enfermedades y fortalecer el vínculo entre el niño, la familia y el equipo médico. La prevención y la detección temprana son las mejores armas para acompañar a los niños y adolescentes en su desarrollo, asegurando un futuro más saludable y pleno para ellos.